domingo, 20 de octubre de 2024



Teatro en Cazorla.

2024

David Gómez Frías

 

Para nosotros, humanos absorbidos por la vorágine de la vida acelerada, vida que en los pueblos también está cogiendo un ritmo endiablado, supone un verdadero lujo distraer las emociones con el juego virtuoso del teatro. En Cazorla, este rincón bullicioso de nuestra provincia, se vive en este trimestre una buena prueba de lo dicho. Veintiocho ediciones de su festival de teatro dan para buscar en sus calles un remanso de cultural que fluye por las diversas expresiones escénicas. Rodeando la festividad del Pilar, toma inicio esta nueva convocatoria hermanando dos de los pilares que componen la extensa programación: el teatro de calle y su homónimo de sala. Con esto, quince compañías han dado la talla en los escenarios abiertos de las calles de Cazorla, así como en el espacio cerrado de La Merced. Comedias amorosas, acrobacias circenses, malabaristas que equilibran el humor y el riesgo, espectáculos multidisciplinares, momentos casuales e intencionados, realidades absurdas emancipando la vida impregnada de humor. Remitidos al programa, podríamos hablar en la brevedad de un par de líneas de las virtudes y el espectáculo de cada una de las compañías, pero baste con elogiar su alta calidad, su gran acierto con el público y su acertada siembra de emociones y risas, cuando no de sobresaltos y seriedades perfectamente argumentadas. 

Pero es de justicia hablar de los ejemplos que sobresalen y rompen las fronteras de la elevación escénica.En este sentido, el público presente en Cazorla, público que da carácter de nacional e internacional a esta programación teatral, escuchó el tierno y palpitante temblor del corazón con la deliciosa Claire Ducreux, quien expuso la sencillez hermosa de su trabajo Fleurir les abismes para lograr despertar en los presentes diversas emociones profundamente encadenadas. 

Impagable resultó Sureño piano trío, un concierto ofrecido por Diego Valdivia mientras acariciaba las teclas de su piano blanco, acompañado por Yolanda Pozo en la percusión y Daniel Velenzuela a la guitarra. 

Se diría que la fortuna utilizó su música para quebrarnos el pecho con la belleza desplegada en cada una de las composiciones interpretadas. Podemos destacar, sin duda, la frescura y el descaro de Col-lectiv FRENETIC en su espectáculo musical y acrobático Save thetemazo.org, que supuso una superposición de flirteos con la música de siempre. Poético, visual, inspirador, cercano son términos que dicen mucho de Mar, o de cómo sobrevivir a un tsunami, pieza creada por Rebe al Rebes para enfrentarnos al sentimiento cercano desde la perspectiva del humor, la música, la interpretación y el desgarro del suave del flamenco. Y de flamenco, que debería ser escrito con letras mayúsculas de pasión, hablamos al mencionar el Atrapados de Flamenco Nómadas. Su espectáculo resultó ser un sobrecogedor encuentro con la virtud más exquisita del arte inmaterial del flamenco.


Desgarro puro, voces que quiebran la quietud del alma, cuerpos que dictan sentencia sobre el vocabulario poético del movimiento, sobre un argumento que lleva a los seres protagonistas a descubrir sus más escondidos secretos. Inma La Carbonera rasgando el silencio con su garganta, Ana Salazar equilibrando el quejío de la voz con la fuerza de su cuerpo, Juan Amaya rompiendo el espacio y el callado viento con ese lenguaje propio que dictan los grandes bailaores, y Paco Iglesias a la guitarra, delicia de alas en los dedos, delicado capricho sonoro que emerge de la virtud de los maestros.


 

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