Desde la butaca
“El traje”
Traje a medida para dos monstruos
David Gómez Frías
Marco: Festival de Teatro de Cazorla. Ciclo:
Sala. Fecha: 8 de diciembre. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “El traje”. Reparto: Javier Gutiérrez, Luis Bermejo. Autor y Dirección: Juan Cavestany.
Han pasado once años desde su
estreno en Madrid. Aquel treinta de octubre del año dos mil doce en España se
hablaba de crisis, de salida de la crisis económica que hundió a nuestra
sociedad, cuatro años antes, en el temor existencial. Esta obra de teatro ha
sobrevivido a la permanente amenaza de caídas de la economía, a una pandemia
mundial, a los vaivenes políticos, a guerras más o menos vecinas, a ejemplos de
corrupción inagotables, y lo ha hecho señalando a una sociedad que ha visto
nacer en su seno los extremos destructivos de las ideas. En una década puede
cambiar el mundo o puede seguir siendo el mismo, al fin y al cabo, todo se
repite desde el interior de un hogar a las más altas esferas del poder. Quizás
por eso “El traje” brille tanto ahora como lo hizo años atrás, como lo viene
haciendo desde su estreno, porque nuestra sociedad necesita mirarse en el
espejo de su absurdo y reírse. Esta comedia negra, que pudiera entenderse como
un juego sencillo de comedia teatral, resulta ser un complejo ejercicio de
texto, dirección y actuación. De un argumento cualquiera surge una obra maestra
del teatro actual, que permanecerá viva precisamente por su capacidad de hacer
colisionar en un cuerpo a cuerpo la posibilidad de los individuos y el absurdo
propiamente dicho. El público es llevado a la oficina de seguridad de un centro
comercial, un sótano en el que un empleado del departamento y un cliente,
participante en un altercado con una señora, llevan la actualidad de sus vidas
a un conflicto intelectual y emocional en el que la risa es el antídoto que
rompe la tensión intencionada. Bajo esa línea argumental todo es posible,
incluido un cadáver que resulta estar más vivo que muerto. Lo fascinante de esta
obra está en la conjunción de texto, dirección y protagonistas. De cara al
público, todo se resume a la actuación de Gutiérrez y Bermejo. No es poco pues
el resultado identifica a dos titanes de la interpretación capaces de hacer
enloquecer al espectador con los altibajos emocionales que sus personajes
requieren. A la par, son el equilibrio perfecto, la magia, la sintonía de dos
grandes que hacen lo suyo con tanta humildad y entrega, sin personalismos ni
distancias, dando al espectáculo un valor imperecedero. “El traje” ha sido en
sí el cierre perfecto para un programa de alta calidad escénica, artística, teatral.
Porque sería fácil pensar que cualquiera de las obras propuestas podría haber
bajado el telón de La Merced con la grandeza que hemos visto en cada una de
ellas, pero el Festival de Teatro de Cazorla lo ha hecho con la risa y la
costura intensa de “El traje". Ha cerrado esta edición con el acierto de poner
frente a frente a Javier Gutiérrez y Luis Bermejo, para dejar clavada la
sensación de que lo bueno se hace esperar y lo mejor está por llegar. Ha sido este
un espectáculo corto, según se mire, porque deja el regusto repetido de querer
más de algo tan bueno. El teatro tiene eso, hace amantes en ediciones y en obras
como estas. Cazorla baja el telón del teatro, pero volverá a alzarse limpio de
polvo para dejar grabadas en la memoria de este arte las dimensiones de La
Merced.
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