Desde la butaca
“El beso de la mujer araña”
David Gómez Frías
Marco: Festival de Teatro de Cazorla. Ciclo:
Sala. Fecha: 20 de octubre de 2023. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “El beso de la mujer araña”. Actores: Eusebio Poncela e Igor Yebra. Autor: Manuel Puig. Dirección: Carlota Ferrer. Ayudante
de Dirección: Manuel Tejera.
A Valentín no le gusta que Molina
tararee boleros, a Molina le encanta sentir y expresar que los boleros son como
la vida misma: sentidos, melodiosos, apasionados. A Molina lo que de verdad le
gustan son las películas, sobre todo aquellas que son reflejo del interior
femenino, de su interior femenino cada vez más expuesto y asimilado. Valentín
es un revolucionario, un burgués renegado de sus orígenes, que sueña con
cambiar el mundo entre sesiones de tortura. Molina tiene cuerpo de hombre y
quiere vivir con el ritmo elegante de su alma de mujer. Valentín se niega a
explorar su lado femenino. Y en el fondo, son dos personajes que pueden manifestar
la lucha interior de un solo ser humano, preso en su propia prisión interior.
Manuel Puig, autor de la novela “El beso de la mujer araña”, los sitúa
encerrados en una prisión argentina en tiempos de represión, tiempos en los que
los revolucionarios son perseguidos y torturados precisamente por enfrentarse a
la represión y la tortura del poder sobre el pueblo. Mientras que los
homosexuales son encerrados para sanar una incorrección, por el miedo a lo
femenino que pueda haber en un hombre, porque la ignorancia deja para después,
o para nunca, la necesidad de aceptar el lado femenino de cada hombre y
viceversa. Valentín quiere seguir aprendiendo en la celda, a Molina le gustan
las películas y tararea, de vez en cuando, algún bolero. Pero cuando llega la noche
y se apaga la luz, aquel ya no puede leer y este gana terreno narrando las
historias de cine que le han fascinado. La narración de uno y el miedo a la
oscuridad de otro va desarrollando el argumento. Este es el hilo narrativo de
aquella novela y de esta versión teatral: dos presos antagónicos que irán
acercándose a medida que la convivencia se convierte en un descubrimiento
personal. No es un error afirmar que esta versión pudiera ser la línea melódica
de un bolero: una melodía lineal, aunque profunda y francamente expresiva. Al
cabo, ni en Eusebio Poncela (Molina) ni en Igor Yebra (Valentín)encontraremos
altibajos excesivos que rompa dicha apariencia lineal de la historia, pero es
en ese tono contenido donde se logra encontrar el expositor emocional de los
personajes, tanto desde su punto de vista individual como desde aquel que nos
dicta la firme convicción de que su vida temporal en común provocará (lo hace
en presente durante la función) un cambio interior capaz de enriquecer
sentimentalmente a ambos. Esta es la fuerza de la versión traída a Cazorla de
aquel “beso de la mujer araña” de Manuel Puig. Bajo la dirección de Carlota
Ferrer, Poncela y Yebra consiguen enmarcar dos personajes en evolución,
liberados de apretados corsés demasiadas veces autoimpuestos. Poncela, con su
voz peculiar, enmarcó un ejemplo de lo que debe llegar a ser un gran actor:
aquel que, en la duración de la obra, permite que el personaje viva y desplace
al actor, que volverá a la vida cuando llegue el aplauso final. Yebra debe
permitirse doblegar la entonación de su voz en directo para que su personaje
parezca y aparezca más cálido y cercano. Al fin y al cabo, todo es un ejercicio
de liberación, incluido el beso que ha de justificar el significado de la
extendida y emocional tela de araña, tanto como la liberación de la
omnipresente amenaza de la pantera interior.
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