Carcajadas
a tiros
David Gómez Frías
Festival
internacional de Teatro de Cazorla. Ciclo:
Teatrino. 28 de noviembre. Teatro de La Merced. “Far West”.
Compañía Yllana.
Actores: Antonio de la
Fuente, César Maroto, Susana Cortés Rubén Hernández. Idea
original y Dirección:
Yllana.
Recuerdo el último
montaje al que asistí de Yllana: “Zoo”. Recuerdo cómo la risa
quedaba más que justificada y cómo sensación de estar pasándolo
realmente bien en un montaje teatral ganó espacio sobre una crítica
cualquiera. La asistencia a un nuevo espectáculo de esta compañía
precisa de un concienzudo purgado de prejuicios. Se puede caer en el
error de creer que siempre será lo mismo, que no es posible renovar
y mejorar la visión cómica del teatro. Que una risa tan
naturalmente lograda no puede superarse con otra de mayor calidad,
siendo entonces cuando llegamos al extremo de equivocarnos con todas
las letras que componen la expresión “te has perdido la mejor”.
Porque, sin afirmar por desconocimiento, puede ser el objetivo de
Yllana superar sin barroquismos cómicos aquellos trabajos que tanto
éxito han dado a la compañía y tanta sesión de risoterapia en
madejas han compartido con el público, podríamos identificar como
fin último, sin miedo al equívoco, la superación permanente y
obligada. No valen, por tanto, los prejuicios establecidos por la
repetición. El humor que Yllana deja en nuestra memoria es una
invitación impresa con la alegría garantizada de la carcajada. Cada
historia, cada montaje se aleja de mudanzas que propician los
paralelismos y la repetición, aunque el argumento se vea enriquecido
con gagged reinterpretados y agradecidos desde la memoria de aquellos
que los hemos disfrutado en ocasiones pasadas. Quizá por eso “Far
West” no es el último montaje creado por Yllana, sino el montaje
que ha escogido a Yllana para tomar vida, permitiendo a la compañía
dejar en él su sello inconfundible de calidad. Far West es una del
oeste al uso: chicos malos buscados como forajidos peligrosos, chico
atontado y debilucho que tiene aquello que quieren los primeros,
chica de armas tomar enamorada del chico bueno y heroína
transformada por exigencia del guión. Nada que no se encuentre en
baratas películas del género, apartadas ya de los circuitos
televisivos. ¿De dónde surge entonces el éxito de este western
descafeinado?. De Yllana como único ingrediente con el que se logra
el sabor a risa natural, fresca carcajada alejada de la facilona
grosería con la que se acaba por empachar el montaje. De sus actores
equilibrados e identificados con la necesaria maestría que un
argumento absurdo necesita, para llevarlo del tedio a la confortable
sensación del buen teatro compartido. De su escenografía, diseñada
para espantar la pereza en el hilo conductor de la historia. De la
comunión con soportes multimedia que favorecen la apertura y
renovación de los viejos conceptos teatrales. De la evolucionada
psicología que identifica la risa con un fenómeno familiar, que
contagia la edad infantil tanto como la adulta. Y de la experiencia
ceñida a la pasión con la que se descifra el aspecto cómico de la
vida. Sin duda resulta más fácil resumir Far West definiéndola
como “una del oeste”, pero nos perderíamos todo aquello que hace
del oeste un mero detalle argumental porque en todo lo demás está
la riqueza de este espectáculo.
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