Los
cuentos revisados
David Gómez Frías
Festival
internacional de Teatro de Cazorla. Ciclo Teatrino. 31 de octubre.
Teatro de La Merced. “La Caperú colorá”. Compañía Cocido
Teatro. Actores: Ana Vilches y Manel Romeu. Dirección y dramaturgia:
Manel Romeu.
Los cuentos clásicos
populares vienen marcados por una permanente revisión lectora, por
una variable e incesante escenificación que afortunadamente deja
las puertas abiertas a su continua actualización dramática, según
las características del público que acude a la representación
anunciada. Desde las grandes producciones cinematográficas a las
pequeñas y más íntimas representaciones teatrales, el hilo
conductor permanece invariable con el paso de los años. No obstante,
es en el montaje teatral donde se requiere cierta pericia en el trato
otorgado al texto clásico y sobradamente conocido por la inmensa
mayoría del público infantil. De ahí que resulte necesario matizar
y enriquecer un trabajo de puesta en escena que será, sin lugar a
dudas, enjuiciado por las mentes inquietas de los pequeños. El
problema de la representación de un clásico pasa precisamente por
el conocimiento extendido y profundo que sufre, afortunadamente, la
historia narrada. Y no hay peor enemigo para un actor que un niño
que conoce de “pe a pa”, como se suele decir, el argumento que se
le viene a exponer. Resulta, por tanto, imprescindible que el trabajo
con el que se busca ganar la complicidad y el aplauso final llegue
cargado de tanta ilusión, tanta imaginación, tantos matices
pedagógicos, tanta empatía y tanto respeto por la inteligencia
infantil que resulte innegable la conquista de la atención y la
participación de los pequeños. Por aquí pasa el logro de Cocido
Teatro. Los dos únicos actores que conforman el elenco logran el
objetivo primero captando la atención del público, dan desarrollo
al argumento fraccionando el cuerpo clásico del texto con
acotaciones actualizadas de una historia paralela. Porque “La
Caperú colorá” trata precisamente de dos personajes que quieren
interpretar y contar, a su manera, la historia de Caperucita Roja. Y
logran su objetivo sin alardes escénicos, sin dejar de lado el
principal objetivo de su trabajo: contar un cuento a los niños. Pero
un cuento repetido y distinto, con personajes nuevos que provocan
curiosidad, con desvíos textuales que incitan la participación
correctora de los pequeños, con un desarrollo de la trama
reinterpretado en todo momento, con finales puestos en duda que abren
un abanico sin fin de posibilidades aún por explorar. Y, como no
puede ser de otra manera en un trabajo dirigido al público infantil,
matices pedagógicos que enriquecen la estructura paralela del
cuento. La Caperú colorá resulta así un montaje aceptable y
aceptado que, con aprobado alto, debe llenar recintos teatrales en
los que es esperado el verdadero protagonista de la historia: el
niño, la niña. Aunque viene a ser asignatura pendiente de los
padres otorgar a pequeñas producciones la confianza que merece un
trabajo destinado únicamente a enriquecimiento cultural de nuestros
pequeños.
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