jueves, 2 de febrero de 2012

Esperanza


Sueño que en las calles sin sombra
tigres blancos guían a los hombres ciegos,
que los hombres ciegos nos miran los huesos
buscando espacio para sus dedos,
que los dedos de los hombres ciegos
señalan, al fin, lo humano y frágil de la guerra.

En los desfiles se perciben esperanzas
donde los tanques se inclinan arrepentidos
y reverencian las heridas permanentes de las fachadas.
Los hijos de los muertos viajan en tren
asomados a las ventanas.
Los diarios en blanco ya no describen, junto a quien muere,
los gritos agónicos de las ambulancias.

Sueño esta mañana sin lamentos
y miro las gentes nuevas asomadas a los escaparates
esperando, sin miedo, todas las miradas.
Las cucharas tienen ahora el propósito de alimentarnos,
como antes lo tuvieron de escarbar la tierra
y enterrarnos.
Junto al mármol quedan versos viejos
que han de leer los gusanos
alimentados de balas nuevas sin sangre
bajo tierra de los humanos,
y del metal que atraviesa vidas surgen matrimonios
con heridas semejantes a la memoria.

Sueño y un instante posterior, oscuro
como los ojos abiertos de los hombres ciegos,
todo es mentira y en los diccionarios de los hijos viejos
se define con error la esperanza.
                               
                 De "No solo palabras para la paz" Ediciones Amargod 2005

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