Teatro en Cazorla
“Carmen,
nada de nadie”
El asombro de contar la historia
David Gómez Frías
Marco: Festival de Teatro de Cazorla. Ciclo:
Sala. Fecha: 27 de octubre de 2024. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “Carmen, Nada de Nadie”. Reparto: Beatriz Argüello, Ana
Fernández, Víctor Massan y Oriol Tarrasón. Autores:
Francisco M. Tallón y Miguel Pérez García. Director: Fernando Soto. Producción:
Tablas y Más Tablas y Teatro Español.
Un teatro ausente de la realidad histórica o social, preciándose de ser una cosa o la otra, debe estar engalanado de virtud escénica o estará condenado al fracaso entre el público. Del mismo modo, un buen texto, una buena historia, unos buenos personajes tendrán un corto recorrido si el ejercicio teatral que les da la vida no se acerca a la perfección del viejo oficio de contar historias sobre un escenario. “Carmen, nada de nadie” contiene ambas cosas: una buena historia con claros y rotundos personajes, y una puesta en escena que da brillo al argumento de la misma. Cabe destacar en la dirección un ejercicio de filigrana teatral, un desarrollo digno de ejemplificar este capricho, antiguo como el ser humano, de contar historias, de narrar vidas, de exponer personajes bien para disfrute del público, bien para que este no deje caer en el olvido secuencias vitales dignas de permanecer en la memoria. Ese ha sido y es el trabajo de Fernando Soto en este montaje: narrar, con fino acierto, secuencia a secuencia, un tiempo crucial para nuestra delicada democracia.
Y lo hace desgranando lo íntimo y lo público de los personajes que llenaron aquel tiempo con miedos, con corajes, con decisiones que resultaron trascendentales. Y como el teatro narra la literatura en vivo, los actores muestran sus personajes sobre los hechos que ya han pasado, pero, amparados en el latido de la memoria, estos aceptan la nueva vida para contar los detalles que hacen más pura su verdad. Así, en el reparto que encabeza la ficha técnica de este montaje encontramos los nombres acertados que hacen latir una historia rasgada de la realidad vital de Carmen Díez de Rivera, rozando la historia oscura de su propia familia o haciendo grande la verdad de los días más tensos del inicio de nuestra transición hacia la democracia. Carmen fue jefa de gabinete de Adolfo Suárez, única mujer que ha sentido el pálpito de un pueblo, esperanzado en la libertad, desde una azotea tan alta y no tuvo mayor obsesión que evitar que las cicatrices de la historia se convirtieran en obstáculos insalvables. Para contar los detalles el acierto ha sido óptimo en el conjunto de actores de tal manera que el equilibrio entre la historia, la puesta en escena y la verdad humana se logra en virtud de un trabajo excelente. Aquella ansia de libertad, aquellos asesinatos de abogados laboralistas que pusieron en riesgo tantas cosas, aquella legalización de partidos políticos disimulada en los días de semana santa, aquel temor amenazante en todas las decisiones, han encontrado en estos actores la huella precisa del trabajo perfecto. Ojalá las historias que debemos conocer y recordar se nos cuenten de esta manera, que aquellos personajes que las vivieron encuentren el acierto para volver a la vida con actores y actrices como estos. El teatro se hace perfecto cuando en el escenario coinciden ambas cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario