Teatro en Cazorla
“Manual
para armar un sueño”
Teatro frente a la vida y la muerte
David Gómez Frías
Marco: Festival de Teatro de Cazorla. Ciclo:
Teatrino. Fecha: 9 de noviembre de
2024. Escenario: Teatro de La
Merced. Obra: “Manual para armar un
sueño”. Reparto: Francisco Sánchez,
Gaspar Campuzano, Enrique Bustos. Texto:
Eusebio Calonge. Dirección: Paco de
La Zaranda. Producción: Teatro La
Zaranda, Teatro Español, Teatro de Rojas, Teatre Romea.
Tiene el teatro un engaño oculto
que afecta sin remedio al ego profundo de los actores, convirtiéndolos en
victimas de su propio desafecto y ruina. La grandeza sobre el escenario puede
destruir la belleza efímera de los sueños, porque sólo las almas humildes
conocen el secreto para no caer de la cumbre. Esa cumbre de la fama donde no
llegan todos los que quieren estar en ella, sino aquellos, aquellas que han
sabido diferenciar la persona del personaje, no dejando nunca que adquiera
mayor importancia la primera sobre el segundo. La fama posee menor longitud que
la vida y los personajes, por su condición inmaterial, desconocen la longitud
del tiempo y de su memoria. Ese es el engaño del teatro, hacer creer que un
buen personaje hace eterno al actor o actriz que lo encarna. Pero el olvido y
la muerte pasan factura, aquel porque expone las cicatrices del tiempo y calla
las voces de los personajes, y esta porque pone fin a todo lo que tuvo que ser
y a todo lo que ha sido sobre los escenarios de la vida, negando la virtud de los
actores. Sobre esta poética de los egos, del olvido, de la vida y de la muerte,
La Zaranda da forma a su último trabajo: “Manual para armar un sueño”. Un canto
al ejercicio teatral adornado con frágiles matices poéticos con los que se
logra el encanto mágico de los sueños. Su argumento lleva a un personaje a
descender a los infiernos para traer a la luz a un viejo actor que habita en
los espacios de la muerte. Un actor que vivió de una fama falsa, que se alzó
sobre sus propios personajes ya hubieran nacido de Lorca, Shakespeare, Calderón
o Valle-Inclán, que conoció el zarpazo del orgullo, que tomó el gusto a eso del
olvido público. Y en este punto, cuando todo lo que fue se ha desmoronado, es
donde el personaje encuentra al actor y se regenera el sueño original del
teatro, aquel que hace palpitar la comunión de personajes y personas. Se
alumbra aquí un ejercicio teatral crítico consigo mismo y crítico con la
burocracia que lo asoma al abismo de la desesperación. Pero una vez iniciado el
vuelo de la esperanza, una vez que se galopa a lomos del famélico Clavileño
hasta hacerlo creer que es un ligero pegaso, una vez que se recupera la
capacidad del desafío teatral, comienza la regeneración, la vivificación del
hecho escénico. Si a este argumento unimos la experiencia portentosa y mítica
de La Zaranada el resultado es un canto poético al arte de la interpretación.
Este “Manual para armar un sueño” deja un sabor a despedida en ese preciso
momento en el que todo vuelve a la memoria antes de que el olvido sea poco más
que vacío, tiene además un olor a principio reivindicando que esto del teatro
es un oficio tan largo como la vida y tiene, sobre todo, un grito contenido en
la garganta en el que se resume la poética comprensiva del hecho mismo de
actuar. Esta lección que deja La Zaranda no se mide en la longitud del tiempo
ni de la memoria, sino en su capacidad preciosa de contradecir las emociones de
los amantes del teatro.