martes, 29 de noviembre de 2022


 

Desde la butaca

“Que salga Aristófanes”

Supongamos

David Gómez Frías

 

Marco: Festival Internacional de Teatro de Cazorla. Ciclo: Sala. Fecha: 27 de noviembre de 2022. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “Que salga Aristófanes”. Artistas: Ramón Fontseré, Pilar Saenz, Dolors Tuneu, Xevi Vilá, Albert Castrillo Ferrer, Angelo Crotti. Dirección: Ramón Fontseré. Dirección de escena: Alberto Castrillo Ferrer. Dramaturgia: Els Joglars.  

 

Supongamos que la sociedad avanza en tecnología, derechos y tonterías. Supongamos que estamos perdiendo la cabeza, el norte, la compostura,  con posturas sociales irrelevantes y nacidas solamente para el postureo inútil y caduco. Supongamos que el sentido común es una herida cicatrizada que apenas nos deja un regusto a pasado rancio. Supongamos que el sabor de la actualidad es tan sumamente serio que no  cabe sobre él más que una interpretación cómica, tan absurda y profunda como la pretendida seriedad de las cosas que debieran ser más sencillas. En este suponer, que podría ser incesante y no perecedero, podríamos conseguir desarrollar un ensayo intelectualmente cómico que enfrentase las razones de la locura, alcanzada por vacío cultural, con la cuerda actitud de los que viven amparados por lo políticamente correcto. En este juego de locuras que no lo son tanto y corduras que necesitan revisión tiene significado el trabajo más reciente de Els Joglars. Porque “Que salga Aristófanes” no es nada más y nada menos que eso, un juego de crítica sustentada en hilarantes conexiones con la comedia griega. Un compendio de saber hacer teatro tan absurdo como profundamente incisivo en su llamar las cosas por su nombre. No se deja escapar lo moral y lo ético, el valor otorgado a la cultura y el peso de no saber apreciarla, el capricho político y su capacidad para instrumentalizar los avances sociales, así como su propia incapacidad para dejar de provocar situaciones pueriles o acotar la manoseada libertad de expresión. Este ‘Aristófanes’ de Joglars no deja títere con cabeza mostrando llagas que se presentan como avances, cicatrices que llegan a alcanzar por incompetencias demostrables al propio vehículo originariamente vertebrador de una sociedad: su lenguaje y el uso pretendido que del mismo se quiere imponer. Sesenta años de teatro para cualquier compañía son demasiados, pero Joglars parece mantener intacta la fórmula de su longevidad: buen hacer, un concepto finamente desarrollado de lo que debe ser el teatro, equilibrio actoral por el cual se hace imprescindible el personaje pequeño tanto como el principal, una dirección escénica milimétrica, un alarde técnico consolidado en la experiencia, y una pasión por la burla y la risa capaz de dar significado a la misma locura. El hilo principal del propio argumento ya es, de por sí, un ingrediente provocador para una generación teatral surgida del imaginario de Joglars: la reeducación cultural de los individuos. “Que salga Aristófanes” es un manual de libro para quien, en este día a día, no se entera de nada, ni se siente protagonista de una crónica tomadura de pelo.


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, un disfrute toda la obra, magnífica reseña como siempre, gracias.

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