miércoles, 28 de noviembre de 2012

El Bobo en el Colegio-FIT Cazorla 2012


Convivencia estética
David Gómez Frías

Marco: Festival Internacional de Teatro de Cazorla. Ciclo: Sala. Fecha: 24 de noviembre. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “El bobo del colegio”. Autor: Lope de Vega. Compañía: Aula de Teatro de Antropología de la Universidad de Sevilla e In Vitro Teatro (UJA). Reparto: Rubén González, Iván San Juan, Paulino Ramos, Pedro Jiménez, José María Trujillo, Esperanza García, Marta Fernández, Chusa García, Papa Muro, Susana Moreno, Macarena Luque. Dirección: José Luis Fernández.

En la revisión constante que hacemos sobre aquello que aconteció, aquello que fue dicho o aquello que se dejó escrito, topamos una y otra vez con los clásicos que garantizan el suelo firme de nuestra literatura, bajo cuyo paraguas universal tenemos algunos nombres que confirman la maestría de nuestras letras, en nuestro idioma y proyectando nuestra singularidad local. También el teatro se revisa continuamente oponiendo a las vanguardias los textos de aquellos considerados maestros. El teatro clásico tiene hoy tanta o mayor fuerza expresiva que entonces, con una salvedad: en ese entonces no era considerado clásico y, en este ahora, esa es su mayor garantía. Revisar, recuperar, dar vida a un texto de más de cuatrocientos años pasa por ser un trabajo arriesgado, que va cobrando vida hasta ver la luz en una sala llena de público, juez último de la vigencia de lo pasado. No puede obviarse que nombres como Lope de Vega son en sí mismos garantía de éxito, pero no toda. De la visión actualizada de sus composiciones teatrales el autor no es corresponsable y la supuesta garantía se diluye en el riesgo que corre sobre el escenario cualquier nueva interpretación, adaptación, declamación o respeto integro a lo escrito. Un clásico posee la fuerza inalterable de la palabra, pero es beneficiosa para la inmortalidad una revisión permanente de su esencia ligada a proyecciones estéticas que le permitan recuperar vitalidad surgida de tendencias actuales. El clásico inmodificable surge entonces de un aliento nuevo respetuoso con lo esencial. Aquí y así se resume el trabajo realizado sobre el texto de “El bobo en el colegio”: un respeto absoluto por el texto en verso, surgido de la pluma inagotable de Lope de Vega; una interpretación plagada de actualidad teatral apasionada del provocador territorio clásico; un modo de entender el teatro como algo que, habiendo sido, puede albergar las lecciones permanentes de la palabra escrita. Puede entenderse así el riesgo corrido por In Vitro Teatro al acercarnos un argumento ligero que, hoy en día, bien podría pasar desapercibido pero que cuenta con la garantía de su autor. Y hace de dicho argumento una actualización real que fusiona el verso con detalles multimedia, aires de musical y banda sonora antítesis del tiempo que juzgó las comedias de Lope. La escenografía sencilla, pareja a los conceptos actuales de accesorios estéticos que permiten el tránsito de escenas. Los actores puntuables con nota alta en su trabajo, alguno corrió demasiado sobre el verso que requiere un aliento más pausado para su declamación. Y en la dirección, donde todo se mide, un trabajo de equilibrio arriesgado pero con el acierto de entender los clásicos no con las premisas estéticas de lo pasado y establecido como costumbre, sino como una posibilidad que otorga la condición de frescura a aquello que ladeamos por viejo. No es en el riesgo agradecido donde ha de buscarse el acomodo inalterable de un clásico, es en nuestra evolución teatral donde debemos aceptar que Lope de Vega y Cold Play surgen de realidades estéticas antagónicas, pero manipulables hasta que la conjunción precisa logre con ellos el objetivo de dar vida a una idea fresca que goza de su propia vitalidad.


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