Desde la butaca
“Retorno al hogar”
Grandeza teatral en Cazorla
David Gómez Frías
Marco: Festival de Teatro de Cazorla. Ciclo:
Sala. Fecha: 2 de diciembre. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “Retorno al hogar”. Reparto: Miguél Rellán, Fran Perea,
David Castillo, Alfonso Torregrosa, Juan Carlos Vellido y Alicia Rubio. Autor: Harold Pinter. Dirección y adaptación: Daniel
Veronesse.
A veces, no muy a menudo, el público es enfrentado a juegos de
comprensión teatral que miden su afinidad con este arte de la actuación y la
exposición. Cuando se hace desde el texto de un autor como Harold Pinter,
acostumbrado a jugar con temas de calado social, resulta que se reclama al
público una presencia activa en relación al hecho teatral al que asiste. No
hablamos de una interactuación física, sino de un ejercicio que exige comprensión
y un análisis enriquecedor que nos haga partícipes del juego al que invita el
autor. En este ‘Retorno al hogar’ el espectador amante del teatro es invitado a
asistir a la evolución psicológica de los personajes, involución podríamos
decir, que invierte a los individuos desde un estado social y civilizado a otro
en el que predomina la raíz animal del ser humano. El argumento corre por la
espalda de una familia en la que sobreviven un padre con un hermano y tres
hijos. El mayor de estos dejó el hogar familiar años atrás, huyendo de la vida
violenta que en sus paredes se adivina. De inicio, los personajes procuran
mostrar el espacio personal que cada uno reclama. Poder y jerarquía del padre,
sumisión acordada del hermano de este, chulería y enfrentamiento con la figura
paterna del hijo mayor de los presentes en casa, y casi anulación personal del
hijo pequeño. Estos juegos de rol, atribuidos a cada personaje para conformar
el perfil psicológico que otorga el autor, se balancean desde la violencia a la
indiferencia, pasando por la humillación y pérdida de toda condición humana,
capaz de burlar la identidad familiar por un desarrollado sentido animal no
demasiado oculto. Este tránsito por la personalidad tan variable se acentúa con
el regreso a casa del hermano mayor, del hijo mayor, del sobrino mayor, que se
doctoró en filosofía y vuelve casado y padre de tres hijos. La mujer de éste
será el desencadenante final de la ruptura del núcleo familiar, del que emanan
los más viscerales sentimientos, los más profundos rencores, la más hiriente
envidia, el más descarnado deseo. Sobre este texto de Pinter, Daniel Veronesse
enjambra una composición teatral de alto valor escénico, desde el punto de
vista de la interpretación y la dirección. Alto valor en cada uno de sus
actores y actriz, concediendo a cada uno de ellos el sobrado estímulo que se
espera y se reclama para sus personajes. Podríamos, sin duda, poner nota
individual a cada uno, mas la valoración global concede el merecido premio al
conjunto. Desde Miguel Rellán hasta Alicia Rubio, no queda un cabo suelto en
una actuación general que hace relucir el honor de desarrollar este oficio de
ser actor o actriz. Podríamos matizar caprichos individuales de la actuación,
pero no se perdería la justicia del reconocimiento de un gran ejercicio
actoral. Podríamos criticar detalles en la dirección, a priori desconcertantes,
como el uso de risas enlatadas, aparentemente puestas como un absurdo
incomprensible, pero que la actitud analítica del espectador es capaz de
entender como un anuncio de cambio de escena o, lo que es más importante, como
un anuncio de cambio de personalidad de los personajes. En definitiva, todo en
su conjunto ha supuesto un regalo teatral para los que amamos este arte. El
teatro en Cazorla debe darse por satisfecho con propuestas como ésta puestas
sobre su escenario de La Merced.
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