domingo, 13 de noviembre de 2022


 

Desde la butaca

“La panadera”

Ese teatro incómodo

David Gómez Frías

 

Marco: Festival Internacional de Teatro de Cazorla. Ciclo: Sala. Fecha: 11 de noviembre de 2022. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “La panadera”. Reparto: César Gambeiro, Sandra Ferrús, Elías González, Susana Hernández, Nartxelo Rubio. Texto y Dirección: Sandra Ferrús.   Producción: Centro Dramático Nacional, Açafrao Producciones, El Silencio Teatro, Iria Producciones.

 

La palabra dramática puede llevarnos a la risa, puede encender sensaciones de bienestar capaces de hacernos sentir pasión por este arte, pero el teatro tiene la obligación social de ponernos frente a un espejo y señalarnos con el dedo. El teatro tiene la obligación de hacernos sentir incómodos en la butaca, ya con el argumento, ya con sus personajes, ya volando raso sobre una realidad social que lleva al desamparo a sus propios protagonistas. Eso es, ha de ser también el teatro: un dedo en la llaga, una palabra que hiere sobre el escenario porque deja al descubierto las conciencias del público, un reclamo que logre identificar, justificar, llevar a la empatía al público con el reparto de un montaje. Cuando esto sucede, cuando el ejercicio teatral consigue remover conciencias, cuando al espectador le duele aquello a lo que asiste por la sencilla razón de mostrarse absorbido y empático por el argumento y con sus personajes, entonces sucede que estamos asistiendo a un trabajo teatral de enorme calidad. “La panadera” mostrada en La Merced ha sido eso, un extraordinario ejercicio teatral capaz de remover la cómoda postura del espectador. Su argumento, de rabiosa actualidad, nos acerca a las dificultades emocionales de una familia normal que ve roto su equilibrio por una sombra del pasado. Este argumento trae a nuestros días un vídeo de contenido sexual, que su protagonista grabó en un tiempo anterior a su propia familia. El furor social de nuestros días da con dicho vídeo en las redes sociales, iniciando así un proceso de escarnio público, vergüenza, dolor, destrucción, humillación, juicio. Frente a este acoso social la familia impone la confianza, el amor, el abrazo como símbolo de unión y soporte, así como un negarse a la derrota que provoca la grieta de la desnudez. Con estas ligeras palabras se resume un argumento que hace y requiere una muy merecida recomendación para asistir a cualquier otra representación de “La panadera”. Por sí sólo podríamos decir que hablamos de un argumento corriente, pero la justicia a este paréntesis teatral tiene en sí mayor justificación que la meramente argumental. Si por actual no hacemos el juicio de valor correcto, es necesario afianzar el valor de esta historia en la dificultad de su narración, consiguiendo su autora hilvanar un juego temporal de difícil encaje pero resuelto con equilibrio e imaginación. A un texto complicado añadimos una no menor puesta en escena dinámica y atractiva, así como un trabajo técnico medido y cercano a la perfección. Pero el mayor valor de “La panadera” lo encontramos en su trabajo de dirección y en el oficio de los actores que componen el reparto. En conjunto, se hace preciso poner en valor a todos los actores, quienes logran una naturalidad en su actuación capaz de llevar al espectador a la empatía absoluta con sus personajes. Pero sobre ellos y sin menosprecio de nadie, Sandra Ferrús hace vivir a un personaje herido y roto, logrando llevar el significado de su actuación al mérito propio de las grandes actrices. Resumir en breve la exposición de “La panadera” nos lleva al teatro incómodo de rabiosa actualidad, puesto en el escenario con el trabajo excelente de un equipo que aúna en buena mezcla una muestra teatral de nota excelente.  

1 comentario:

  1. Esa frase de " la realidad supera a la ficción" encaja perfectamente en este supuesto, porque la reseña supera a la obra.

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