miércoles, 21 de noviembre de 2012

"Murphy. Tragedia en Handsome House". FIT Cazorla 2012


Ejercicio cómico
David Gómez Frías

Marco: Festival Internacional de Teatro de Cazorla. Ciclo: Sala. Fecha: 17 de noviembre. Escenario: Teatro de La Merced. Obra: “Murphy. Tragedia en Handsome House”. Compañía: Vol-ras. Autor: Joan Faneca. Reparto: Joan Faneca, Xavier Amatller “Notxa”, Héctor Boada. Dirección: Miquel Górriz.

El variopinto mundo del teatro queda señaladamente expuesto en el cartel al completo de cualquier festival. De otro modo, acudiendo esporádicamente a una sala para asistir a la representación de una obra seleccionada a gusto nuestro, simplificamos permanentemente nuestra gama de colores teatrales. Murphy, con su devastadora ley al frente, ha demostrado que cuanta más autoselección teatral hagamos menos riqueza en términos teatrales adquirimos. De la fastidiosa ley bien podríamos interpretar que si una representación nos saca de la sala a disgusto, acudiremos a la siguiente con más prejuicios que curiosidad, provocando con ello una pérdida cuantiosa de detalles pequeños que otorgan el valor último a cualquier trabajo teatral. Vol-ras lo sabe y trabaja con la condición de mostrar cada uno de los ingredientes que componen sus espectáculos, evitando así correr el riesgo de enfrentarse a públicos acostumbradamente pasivos. Custodiados en su trabajo por la oportunista teoría de la Ley de Murphy, cuidan al máximo el detalle así como la falta del mismo, que se convierte en un detalle más a tener en cuenta en la evolución de la trama. Detalles que pasan por una discreta, correcta e intencionada complicidad con el público. Detalles que conceden el equilibrio entre lo presente sobre el escenario y lo necesariamente ausente, para tejer un ejercicio cómico con puntos obtenidos de la indiscutible maestría que la experiencia en esto de la risa les ha venido otorgando. Creaciones hay que con un chiste o dos en su argumento vienen a llamarse comedias, otras llevan al público al borde del tedio justificado en un atropello de gracietas y pobres actuaciones que se justifican, en la mayoría de los casos, por una manifiesta falta de experiencia. Porque lo cómico precisa de tanto trabajo como lo dramático, es en el trabajo donde se logra la maestría. Y donde existe la maestría lo cómico se viste con atuendos de naturalidad, huye de esa búsqueda forzada de la risa y logra el contacto permanente, concentrado y cómplice con el público. Porque en lo cómico también hallamos trabajos que nos llevan a creer y justificar el buen teatro, que al fin y al cabo es de lo que se trata, de exponer montajes alejados de la necedad y la simpleza. El argumento en tales casos suele tomarse como el detalle menos logrado, no obstante el presentado en “Murphy. Tragedia en Handsome House” supone el detalle global y complejo que abarca un todo preciso. A saber, una asociación sin ánimo de lucro y victimas de la fastidiosa ley de Murphy, una compañía de teatro en el seno de dicha asociación, una obra teatral preparada para amenizar las convocatorias de la misma y la mencionada ley haciendo de las suyas para que nada salga como debe. Un enjambre de situaciones disparatado a ojos del público y muy controlado, he ahí la maestría, en una perfecta exposición actoral. Un mimado alboroto de efectos técnicos que equilibra las necesidades de los personajes sobre el escenario. Una escenografía plena de detalles donde lo ausente participa del montaje con tanto peso como aquello que nuestros ojos son capaces de distinguir. Un trabajo, en fin, surgido de la exigencia maestra que precisa el lado absurdo de la vida.

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